Libertad, rebeldía, actitud. El rock es descrito por una infinidad de palabras que, en resumen, dan a entender que más que un género musical, la mezcla de la guitarra, el bajo, la batería y una voz poderosa se ha convertido en arma de doble filo que dio inicio a una de las revoluciones culturales más notables en la cultura popular. Haciendo que millones cambiaran su estilo de vida, el rock como tal se expandió en todo el mundo a partir de la década de los 60's. En Latinoamérica, la primera probada del nuevo género musical se dio gracias al éxito de La Bamba de Ritchie Valens que, con su ritmo de blues poco escuchado en el continente, introdujo el a jóvenes aficionados de la música. Entre estos se encontraba Enrique Guzmán, miembro de la banda Teen Tops, el cual se empezó a cuestionar si él también podía crear lo que Valens y cantar como el hombre de la radio. Haciendo covers de las canciones de rock-blues de Elvis y de cualquier otra banda de rock que se dejaba, los Teen Tops se convirtieron en una de las muy pocas bandas de rock latinoamericanas. La clave había sido el cuestionarse sobre la identidad propia.
Pocos años
después, a mediados de los cincuentas, la Beatlemania habría cruzado
mares y tierra hasta haber llegado a américa Latina. Junto a la banda
británica, se le unirían también los Rolling Stones y las canciones glam
rock de David Bowie, convirtiéndose así en influencia directa a la búsqueda de
identidad de los adolescentes latinoamericanos. La búsqueda de identidad, la
necesidad de mostrar lo que cada quien quería en la vida inspiraba cada vez más
a aquellos que se convertirían en los iniciadores del rock en español.
Las letras
de las canciones de aquellas bandas que empezaban a abrir el camino del rock en
el continente se veían opacadas por las románticas de los Beatles. Mientras que
las canciones extranjeras contaban historias de amor, las letras de las
canciones como las de Los Gatos eran extremadamente punk, posiblemente por el
ambiente donde estas se desarrollaban. Con el tema de la identidad cantándose a
todo pulmón, las canciones se volvieron en el tema musical de una generación
que culturalmente se estaba diversificando.
En México,
los movimientos revolucionarios en contra del gobierno se vieron influenciados
por los nuevos himnos rockeros. En respuesta a la dictadura mexicana que
reprimía a todos aquellos que no seguían su ideología, el rock se convertía en
un respiro liberador que alentaba a todos los rebeldes a continuar con su
lucha. La mejor manera de callar al pueblo era matándolo, pero el pueblo ya no
gritaba, si no que cantaba.
Al igual que
la música y el rock mismo, las revoluciones se diversificaron con el tiempo. En
los años setenta, con el inicio de la era hippie, Latinoamérica creó sus
propios festivales con el fin de reconectar con el amor y la paz. El festival
de Avándaro en la Ciudad de México fue una catapulta que creó la inercia
necesaria para empoderar a la religión del rock. Con los medios de comunicación
en estado delicado tras la matanza de Tlatelolco, la dictadura mexicana empezó
con la satanización del rock al ver que las bandas rockeras movían más a
las masas que el miedo político. En Argentina, las manifestaciones se veían estrechamente
vinculadas con los recitales de la música rock.
El rock latinoamericano se convirtió en el villano de la historia, aún cuando los cantantes principales eran el reflejo innato del peace and love.
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